Déficit de atención

Tener dificultad para prestar atención en las tareas y juegos, no escuchar, mostrarse olvidadizo y perder cosas, no seguir las instrucciones, ser inquieto… son síntomas del déficit de atención. Es muy importante observar si este comportamiento se repite en casa y en el colegio y si se mantiene en el tiempo o es sólo ocasional.

Los pediatras insisten en que cada vez atienden a más niños con trastornos de conducta: “Podemos decir que en España cerca de un 7% de niños sufre Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH)”, apunta el Dr. Jesús García Pérez, pediatra en el Hospital Niño Jesús de Madrid y miembro de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP). De acuerdo con el Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos, un 40% de los niños con TDAH tiene también trastorno negativista desafiante (TND). La distinción entre TDAH y TND no siempre es sencilla, ya que ambos trastornos se asocian con gran frecuencia y comparten síntomas. En el caso del TND, el niño suele mantener una actitud retadora y provocadora, mientras que los pequeños con TDAH se caracterizan por la falta de atención acompañados de hiperactividad y actos impulsivos. Asimismo, los trastornos de aprendizaje, como dislexia o distrofia, están presentes aproximadamente en un 15-40% de los niños con TDAH. 

 

CÓMO SABER SI ES HIPERACTIVO
Las primeras señales de TDAH suelen presentarse en edades preescolares y hacerse evidentes durante la etapa escolar (entre los 6 y 12 años). De esta manera, existen múltiples síntomas que se identifican con la falta de atención, la hiperactividad y la impulsividad. La dificultad para prestar atención en tareas y juegos, no escuchar, mostrarse olvidadizo y perder cosas en las tareas diarias, no seguir las instrucciones, ser inquieto y tener dificultad para estar sentado, hablar excesivamente o interrumpir las conversaciones y juegos de los demás son algunos de los criterios para diagnosticar Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH).
“Por ejemplo, a los 2 años lo normal es que los niños tengan rabietas, no obedezcan y se muestren intolerantes a los cambios. Morder, dar patadas, romper objetos es propio de niños de entre 4 y 8 años”, explica el Dr. García Pérez. Este especialista dice que “una forma de valorar el problema es fijarse en la frecuencia e intensidad o gravedad de las rabietas, la persistencia en el tiempo y en qué medida perturban el desarrollo emocional y proceso de adaptación familiar y social del niño”. 

 

CÓMO TRATAR EN CASA AL NIÑO CON DEFICIT DE ATENCIÓN
Aunque el tratamiento farmacológico y psicopedagógico deben ser la primera opción terapéutica, los expertos señalan que la implicación de la propia familia es fundamental para conseguir resultados satisfactorios. En este sentido, la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP) hace varias recomendaciones para facilitar la adaptación del niño a su entorno: 
– Fraccionar la información de forma ordenada. Hablarle con frases cortas y claras y exponer la información de manera ordenada.
– Organizar las tareas según su capacidad de realización, permitiendo un tiempo para que asimile los conceptos.
– Establecer horarios y rutinas ayudará a mejorar la organización y planificación.
– Limitar los estímulos para disminuir las interferencias en las actividades que requieren un esfuerzo o concentración mental. Si el niño está haciendo los deberes o estudiando no debe haber sonidos de fondo, como música; ni visuales, como la televisión. Lo ideal es conseguir un ambiente de silencio, donde los ruidos externos sean mínimos.
– En el colegio, ha de estar sentado cerca del profesor. Y también alejado de distracciones externas (no cerca de la ventana).
– Mantener una actitud positiva con el niño. Los expertos añaden que es más eficaz mantener una actitud positiva con el niño y alabar sus logros. Asimismo, registrar las conductas positivas del niño en un calendario y entregar un premio cuando se alcance un número de señales determinadas o ignorar al niño cuando interrumpa una conversación son algunos de los consejos que los pediatras aportan a los padres.

 

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